«Atravieso el bosque lo más rápida que puedo, saltando por encima de pequeños arbustos y esquivando los árboles que me salen al paso. Mis pies chapotean en los numerosos charcos y se hunden en los barrizales, aunque eso no logra detener mi carrera. Conozco todas las sendas que llevan a uno u otro lado de la floresta; he vagado por ellas miles de veces, pero nunca con tanta urgencia como esta noche. Por primera vez en todos los siglos que llevo recorriendo este mundo temo por mi vida».